HABRIA SIDO USADO PARA CONTRABANDO. CATORCE EXPERTOS TRABAJAN PARA DEVELAR SUS ENIGMAS
Por: Nora Sánchez
En el Laboratorio del Proyecto del Pecio de Puerto Madero, catorce expertos hurgan entre objetos barrosos para investigar los enigmas. Uno de sus logros fue reconstruir digitalmente los restos del barco en tres dimensiones a partir de fotos, con un software llamado PhotoModeler Scanner. La imagen obtenida servirá como base para armar un modelo de cómo podría haber sido el barco.
El especialista en preservación de patrimonio cultural subacuático Javier García Cano cuenta que encontraron un pedazo de la quilla de popa quebrado. "Esto indicaría una posible varadura o hundimiento o que la tripulación perdió el control de la navegación", dice.
El conocimiento histórico aporta otra posibilidad: que el barco haya ingresado contrabando en Buenos Aires. Al menos, si se confirma que es del siglo XVII y no del XVIII. "En el siglo XVII, la ciudad era tan marginal que la única forma de sobrevivir era el contrabando -cuenta la historiadora Liliana Barela-. No es que venían barcos 'contrabandistas', sino que su capitán declaraba que habían tenido una avería y pedía permiso para vender parte de la carga para poder alimentar a su tripulación".
¿Cuál era la carga? "Entre los metales encontrados, algunos forman parte de la arquitectura del barco, como clavos o la hembra del timón. Otros son de uso cotidiano, como un cuchillo. Y otros, hallados en el fondo del barco, eran parte de la carga. Como unas planchuelas de hierro apiladas o varias azadas, que se traían para el trabajo agrícola", dice Mónica Valentini, del Centro de Arqueología Subacuática de la Universidad Nacional de Rosario.
Parte de los contenedores de cerámica en análisis también pueden haber pertenecido a la carga, pero otros eran del uso del barco y su tripulación. "Enviamos a analizar restos de algunas substancias. En un par de botijas encontramos brea, que se usaba para impermeabilizar el barco. En otras detectamos restos de sedimento con un resabio aceitoso, por lo que podrían haber contenido aceite. A algunas las encontramos con el corcho todavía puesto, pero estaban rotas. Y otras lo tenían metido para adentro y ya no tenían su contenido original", cuenta Valentini.
En los cuellos de muchas botijas se encontraron sellos, dibujados torpemente. Valentini cree que son marcas de propiedad, relacionadas con los talleres donde fueron fabricadas. También había marcas en los cuerpos de algunas vasijas, como cruces o líneas, que podrían haber sido dejadas por los artesanos.
El ministro de Cultura, Hernán Lombardi, ya confirmó que el Laboratorio quedará para la ciudad, para seguir investigando la arqueología urbana. Después de todo, Buenos Aires aún oculta un sinnúmero de secretos. .
Fuente : http://www.clarin.com/
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