Claudio Bonifacio Cazatesoros - El buscador de galeones hundidos más famoso de España defiende que él encontró 'La Mercedes'
Claudio Bonifacio podría ser el protagonista perfecto de una buena novela de aventuras. En él, todo apunta al folletín. Por ejemplo: habla un andaluz mestizo y con acento italiano. Es cordial y ocurrente. Tiene carisma. Sabe que se le considera el cazatesoros más famoso de España, pero no le gusta la etiqueta. También intuye que, como a los buenos personajes, le acompaña un poso inevitable de ambigüedad moral, la sombra permanente de la sospecha. Lidia con eso. Es su pequeña tragedia cotidiana.
Ha dedicado su vida a buscar y rescatar galeones hundidos. Para muchos lectores de esa hipotética novela, Claudio será un héroe, un viejo lobo de mar experto en cartas de navegación, diarios perdidos, batallas y naufragios. Otros, a tenor de sus peripecias judiciales, pensarán que es simplemente un crápula. «No soy un pirata», advierte. «En todo caso, soy un corsario, porque siempre he trabajado dentro de la legalidad, con patente de corso». Ningún juez ha demostrado todavía lo contrario. «Nunca he pretendido llenarme los bolsillos, sino llenar los museos», se justifica. «Y eso no es delito».
En los últimos 30 años, Bonifacio ha trabajado para algunas de las empresas de localización de pecios más importantes del mundo, incluida Odyssey Marine. Ha escrito artículos científicos y tratados de referencia. Ha impartido cursos para especialistas y colaborado con la UNESCO. Ha localizado buques míticos en Portugal y en El Caribe. Pero también se ha visto relacionado con la Operación Tartesis contra el expolio del patrimonio sumergido («la causa se sobreseyó; aquel jaleo fue sólo una pompa de jabón»), y después en la 'Operación Bahía 2': «Ocurrirá lo mismo. Llevo cinco años esperando una resolución que ratifique lo que ya he gritado a los cuatro vientos: soy inocente».
Ahora, además de continuar con proyectos de sondeos y prospecciones en Latinoamérica («todos conveniados con los gobiernos de la zona»), acaba de embarcarse en un nuevo y complejo viaje: quiere aclarar las cosas, reivindicar su condición de investigador, limpiar su nombre.
-¿Cómo empieza uno a buscar galeones hundidos?
-En 1981 comencé a investigar, precisamente, el hundimiento de 'La Mercedes'. Yo vivía en Canarias. Mi suegro tenía familia en el Museo Histórico Provincial y fue él el que me introdujo en este mundo. Poco a poco se me fue metiendo en la cabeza el tema de los galeones, las batallas, los naufragios, los piratas. Me interesé por un tesoro que habían enterrado en 1804 en las Islas Salvajes, entre Canarias y Madeira. Me puse a investigar y me topé en Cádiz con documentación relativa a 'La Mercedes'. Hablé con unos amigos de Italia y montamos una expedición en aguas portuguesas, siempre con autorización oficial. Se supone que la encontramos, pero no pudimos confirmarlo porque nos retiraron los permisos.
-¿Y después? ¿En qué consistía exactamente su trabajo?
-Ecuador, Honduras, Perú, Cuba, España, Portugal. Yo documentaba la información histórica de los proyectos. En 1985, por ejemplo, presentamos uno a la Consejería de Cultura de la Junta para recuperar el 'San Francisco Javier', que está hundido en Cádiz. Siempre trabajé con el beneplácito de las autoridades competentes. Siempre. En 1986 presenté otra iniciativa para hacer prospecciones desde Ayamonte hasta Gibraltar con la mejor empresa de arqueología subacuática del mundo. Y queríamos hacerlo gratis. Pero fue rechazado. Que no se quejen ahora de que no saben cuál es la entidad del patrimonio sumergido de la costa atlántica porque entonces había gente dispuesta a invertir 140 millones de pesetas, sin ningún ánimo de lucro, para averiguarlo. Durante tres décadas he trabajado para compañías como Carisub, Ramal, Geomar, también para gobiernos como los de Portugal (durante el Quinto Centenario) e Italia, o universidades como la de North Carolina. Soy un tío transparente.
Una planta de oficinas
-¿A qué se debe entonces que su nombre se haya relacionado con algunos de los asuntos más polémicos ligados al expolio submarino de los últimos años: la 'Operación Tartesis', la 'Operación Bahía 2'.?
-A que me hice un prestigio. Y me lo hice porque soy muy eficaz: cuando yo digo que un barco está hundido 'aquí', es que está hundido 'aquí'. No fallo. Y claro, entonces surgieron intereses que pretendían desprestigiarme. Es como si yo te digo: 'Tú mataste a un pajarito, así que eres un asesino'. Y te acusan. Pero si de algo estoy orgulloso es de haber trabajado siempre dentro de la legalidad, difundiendo la cultura desde 1982. Mi trabajo era público, notorio, 'vox populi'.
-¿Qué estaba haciendo cuando Odyssey apareció por primera vez en la costa española?
-Trabajaba en Cuba. En 1998 la compañía llegó calladita, calladita, al Estrecho de Gibraltar. Calladita, calladita, insisto. Apareció justo en pleno follón de Sea Hunt por el 'Juno' y la 'Galga'. Qué casualidad. En 2002, supe que estaban de nuevo en aguas españolas. Me invitaron a verlos a Sotogrande. Un domingo de mayo me reuní con Greg Stemm, el propietario de la empresa. Tenían allí una planta entera de oficinas, un buen tinglado, con dos cocineros y un montón de personal. Lo primero que me dijo fue: 'Hemos jodido a Sea Hunt, las compañías pequeñas de búsqueda de tesoros ya no sirven para nada.' . Era muy presumido, muy prepotente. Quizá ahora lo sea menos. Me enseñó su barco de entonces, el Minibex, que estaba atracado en el muelle y que contaba con un despliegue técnico impresionante. A bordo de ese barco, doy fe de ello, había un oficial de la Armada española. Entonces Odyssey me encargó un trabajo frente a las costas de Florida, pero en alta mar, no en aguas territoriales. Investigué para Stemm, me pagaron y se acabó el tema...
-¿Y qué buscaba entonces Odyssey en aguas españolas?
-Un amigo de La Línea me dijo: 'Esto es muy raro. Dicen que están haciendo prospecciones, localizando un cable o no sé qué, pero llevan mucho tiempo aquí.'. Y nos pusimos a ahondar, a machacar: ¿Cómo era posible que su permiso procediera de Madrid, si eran aguas territoriales andaluzas y las competencias estaban ya transferidas? Poco a poco fuimos descubriendo ciertos detalles escabrosos. A raíz de ellos, decidí unirme a un grupo de patriotas (quiero que lo pongas así) como Luis Valero, Pipe Sarmiento, Luis Lafuente, ex vicedirector de Patrimonio Cultura, que se convirtió en una especie de equipo habitual de bombardeo contra Odyssey: todos los días les dábamos caña.
- Usted también ha trabajado en el Estrecho.
-Dio la casualidad que yo conocía a una empresa italiana que había hecho sondeos en la zona para la Red Eléctrica . Y les dije: «Oye, en seis meses mirando por ahí abajo, seguro que habéis encontrado el oro y el moro». Y me respondieron: «Hemos visto de todo, galeones, barcos de guerra, aviones.» «¿Y en estas coordenadas?», les pregunté. «Ahí hemos visto algo de unos 45 metros, que no es moderno». Por la zona pensé que podía ser el 'Suxxes'. Esa empresa italiana cedió los derechos de hallador a Luis Valero, así que lo que nosotros estábamos buscando lo hacíamos con permisos reglamentarios, todo dentro de lo legal. Nada que ver.
-¿Denunció públicamente que lo que estaba haciendo Odyssey era, cuando menos, irregular?
-Claro que sí. Fui el enemigo número uno de Odyssey. Entre noviembre de 2005 y febrero de 2006, por ejemplo, se lo dije a todo el que quiso escucharme. Ellos insistían en que tenían permiso de la Junta, pero la Junta lo desmintió. La pregunta es: ¿Cómo es posible que durante once meses, unos señores, en un barco de 75 metros de eslora, estuvieran dando vueltas por el Estrecho de Gibraltar, campando a sus anchas, sin que la Guardia Civil, la Junta de Andalucía o el Ministerio de Cultura dijeran nada? ¿Quiénes son los verdaderos responsables del desastre? En las diligencias previas de Bahía 2 queda claro: la Guardia Civil estaba al tanto de que 'Odyssey' estaba aquí, de que no tenían permisos legales. ¿Entonces por qué no actuó? Recibieron órdenes de no hacer nada.
-Y las instituciones, según usted, no se dieron por enteradas porque no quisieron.
-Lo que hubo fue un despelote, un chanchullo. Creo que Chaves no quería. Pero Asuntos Exteriores, sí, desde el principio. En serio, es surrealista: Asuntos Exteriores les da un permiso, y a los dos días Cultura lo desmiente. El resultado: casi un año fondeando en aguas españolas sin un papel válido. Habrán encontrado el oro y el moro. Para mí que lo que han declarado es una migaja de lo que hallaron de verdad. Once meses, sin que nadie los moleste, dan para mucho. Ellos mismos dijeron que habían localizado unos 400 pecios. ¿Qué no habrán sacado de ahí?
-¿Lo que encontró Odyssey era 'La Mercedes'?
-Es raro que Portugal haya montado un cacao por un tema como el de la campana de Colón y no haya dicho nada porque hayan sacado de sus aguas el cargamento de un barco.
-¿Quiere decir que el barco que encontró Odyssey estaba bajo jurisdicción portuguesa?
-Todos los datos náuticos demuestran que 'La Mercedes' está en aguas portuguesas, no en aguas internacionales, que nadie me venga con lo contrario. Y la encontré yo, en el 82, y luego un arqueólogo portugués, en el 96. Así que yo dudo hasta de que el tesoro que encontró Odyssey proceda de 'La Mercedes'.
-¿Quedan muchos tesoros en aguas andaluzas?
-Unas 800 toneladas de oro y otras 12.000 de plata. Por lo menos...
«La 'Operación Bahía 2' sirvió para quitarnos de en medio»
-¿Por qué cree que la 'Operación Bahía 2', en la que aparece como imputado, fue una maniobra para quitarles de en medio por sus denuncias?
-Está más claro que el agua. Teníamos una autorización de la Dirección General de Costas que nos permitía hacer sondeos y sacar muestras. Firmamos un acuerdo con una compañía americana, de Texas, en la que quedaba claro que todo sería legal. Estuvimos un mes haciendo prospecciones, con medios electrónicos, sin tocar nada. Entonces Luis Valero me dijo: 'Esta gente no me gusta. No me cuadra'. A mí tampoco. Yo soy muy intuitivo. Para empezar, el barco que traían, el famoso 'Luisa', era una chatarra. Nosotros en marzo de 2005 rompimos con esa empresa, también legalmente, con finiquito incluido. Ya no pintábamos nada. Pero una de las personas que comenzó en el asunto con nosotros, decidió seguir con los americanos, consiguió otro permiso de Costas, y entonces es cuando se desató todo. Los buzos reconocieron que habían estado sacando cosas, por su cuenta, los fines de semana.
A mí, un amigo de la Armada americana me confirmó que los tipos seguían trabajando por libre. Pero nosotros ya estábamos desligados del proyecto. De hecho, Luis Valero avisó a todas las autoridades pertinentes, al CAS de Cádiz, a la Guardia Civil, a Cultura en Madrid. De eso hay constancia, ¿eh? Hay documentos, fax, llamadas telefónicas. Ésa es la verdad del Bahía 2. Es curioso que muchos de los 'imputados' tengamos en común haber presentado batalla a Odyssey descaradamente. Demasiada casualidad, ¿no te parece, cuando menos, sospechoso? En las diligencias previas afirman que lo hicimos para quitarnos de encima competidores. O sea, que yo para atracar un banco, aviso antes a la Policía... Si nosotros nos dedicáramos a expoliar no íbamos a ser tan idiotas de advertir a todo el mundo.
martes, 20 de abril de 2010
Avisé a todo el mundo de lo que estaba haciendo Odyssey
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