jueves, 24 de diciembre de 2009

«Nan Hai 1»


En agosto de 1987, una empresa británica de cazatesoros estaba buscando barcos de la Compañía de Indias Orientales hundidos en el Mar de Sur de China y, de manera casual, descubrió el mayor hallazgo de la arqueología subacuática de este país. Se trataba de un junco sumergido en el fondo marino en perfectas condiciones, en cuyo interior se encontraron artefactos personales, como un cinturón de oro y plata de 170 centímetros que pudo haber pertenecido al capitán de la nave, monedas de cobre, lingotes de oro y bella porcelana de las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368). Algunas de estas teteras y jarrones de cerámica pertenecían a cuatro de las escuelas más aclamadas de China y de gran valor en la actualidad, como Jingdezhen, Longquan, Dehua y Jianyao.

Al contrario de lo ocurrido en España con el proceloso caso Odissey, el Gobierno chino tomó de inmediato cartas en el asunto: rescindió el contrato con los cazatesoros británicos y asumió personalmente la compleja exploración del barco hundido, que se convirtió así en un asunto de Estado y una cuestión de orgullo nacional.

El problema era que, en esos momentos, China no disponía de la tecnología suficiente para acometer tal proyecto, así que en 1989 pidió ayuda al Instituto Japonés de Investigación Submarina de Asia, cuyos buzos localizaron el buque en noviembre de ese año y llevaron a cabo su primera incursión.

Bautizado como «Nan Hai 1» («Mar del Sur 1»), los expertos determinaron que se trataba de un junco de madera que se había hundido hacía 800 años frente a las costas de Yangjiang, en la provincia sureña de Guangdong. Aunque se situaba a unos 23 metros en el fondo el mar, la embarcación se conservaba en muy buen estado porque se había sumergido varios metros en el lodo del fondo marino, que lo había preservado de la erosión del mar.

Rescate titánico


Arrancaba así la titánica tarea para rescatar el mayor tesoro de la arqueología submarina china, que a partir de 2001 implicó no sólo al Gobierno regional de Guangdong, sino también a grupos de expertos de la cercana Hong Kong, la antigua colonia británica devuelta al régimen de Pekín en 1997. Desde 1989 hasta 2007, se llevaron a cabo ocho exploraciones submarinas hasta determinar que la embarcación medía 30,4 metros de largo, 9,8 de ancho y 4 de alto en la parte de la bodega. Aunque habían desaparecido los mástiles, la cubierta y los laterales estaban intactos. Debido a las buenas condiciones en que se hallaba, su rescate se convirtió de inmediato en un objetivo prioritario para los arqueólogos submarinos chinos.
«No es el barco más antiguo que hemos encontrado, pero sí el mejor conservado, por lo que nos ha proporcionado mucha información sobre la Ruta Marítima de la Seda», explica a ABC Cui Yong, vicepresidente del Centro de Arqueología Submarina de Guangdong. No en vano, del mismo ya se han extraído más de 4.000 piezas de porcelana y 6.000 monedas de cobre que abarcan un periodo de 500 años, pero lo más importante es que se calcula que en su interior aún hay unos 80.000 objetos.
«El «Nan Hai 1» era un barco de mercaderes privados que iba a vender sus artículos a algún país del Sureste Asiático o del Océano Índico siguiendo la Ruta Marítima de la Seda», desgrana Cui Yong, para quien el rescate de la embarcación se convirtió en una obsesión que ha marcado buena parte de su vida.
Para sacar al «Nan Hai 1» del fondo y elevarlo más de 20 metros hasta la superficie, la Oficina de Salvamento Marítimo de Guangdong construyó un sarcófago de hierro de 35 metros de largo, 14 de ancho y 12 de alto. Tal y como recuerda el subdirector del Departamento de Ingeniería de la Oficina de Salvamento Marítimo, Wang Renyi, «esta especie de cesta, que no tenía fondo, fue sumergida hasta cubrir el barco. Luego, para elevarlo, se metieron en el mar 36 grandes raíles de hierro que fueron introducidos por los agujeros laterales del sarcófago y formaron así su suelo».

Dos décadas después de su localización, el «Nan Hai 1» fue por fin extraído del mar el 22 de diciembre de 2007. El descomunal barco grúa «Hua Tiang Long» («Próspero Dragón del Cielo»), que se utiliza para rescatar buques hundidos y colocar plataformas petrolíferas, elevó hasta la superficie el sarcófago, que pesaba 4.000 toneladas incluyendo el agua, el «Nan Hai 1» y parte del fondo marino.

A continuación, fue trasladado unos trescientos metros hasta la isla de Hailing, en cuya playa se ha construido un espectacular museo que tiene previsto abrir sus puertas en breve para mostrarlo al público.

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