jueves, 23 de diciembre de 2010

Tras la pista del supuesto tesoro español


México, 21 dic (EFE).- A partir de la carátula de un reloj, investigadores mexicanos siguen varias pistas para llegar hasta un supuesto tesoro español y esperan, además, encontrar a un superviviente de esa historia que se remonta a la época del exilio de los republicanos a México.
La carátula de 7 centímetros fue encontrada el sábado 20 de noviembre por buzos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la laguna del Sol, que está en el cráter del volcán El Nevado de Toluca, a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Esta pequeña pieza se une a otros objetos, como un relicario y unas cajas que llevan la leyenda Monte de Piedad de Madrid, que hallaron en la década de 1960 integrantes del Club de Hombres Rana de Ciudad de México y que guardaron en una colección privada.
Estas piezas pudieran tener relación con el presunto tesoro que llegó a México en 1939 a bordo del barco Vita y que españoles republicanos se habrían llevado del Monte de Piedad de Madrid y del Banco de España con el objetivo de mantener a los exiliados.
La historia permaneció literalmente sumergida durante las décadas siguientes hasta que este año un grupo de arqueólogos, encabezados por Roberto Junco, subieron al Nevado de Toluca y descendieron al fondo de la laguna de El Sol, que tiene una profundidad de doce metros y sus aguas, una temperatura de cinco grados centígrados.
Tras varios días de búsqueda hallaron la carátula de un reloj que ahora está sometida a restauración e investigación.
Junco, que conocía la historia del club de buzos que a mediados del siglo XX hallaron en esa laguna varios objetos, entró hace dos años en contacto con uno de ellos, quien le mostró fotografías del momento en que se produjo el hallazgo de las piezas presuntamente pertenecientes al "tesoro español".
La historia se remonta a 1939 cuando de un puerto francés zarpó el barco Vita con republicanos españoles a bordo, quienes al parecer llevaban objetos de valor distribuidos en 120 cajas y que se dice que entonces estaban valuados en unos 300 millones de dólares.
Hasta donde se sabe ese "tesoro" fue recogido por el político socialista español Indalecio Prieto, quien tenía buenas relaciones con el entonces presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, quien acogió a los republicanos y a los menores que después fueron llamados "los niños de Morelia".
La historiadora Flor Trejo dice que se cree que los españoles republicanos quitaron de los relojes y otras piezas todo lo que era de oro y tiraron la maquinaria y las carátulas a la laguna mexicana.
Sobre ese punto, Junco afirma que algunos investigadores han señalado que el Banco de México compraba a Prieto el oro fundido de joyas y de algunas colecciones numismáticas de gran valor, pero advierte que eso no se ha documentado, por lo que cae en el terreno de la especulación.
La historiadora Trejo está a cargo de seguir la pista de la carátula y de otras piezas que le puedan prestar los buzos que en 1960 hicieron los primeros hallazgos documentados para ver si tienen números de serie.
Trejo cree que los relojes procedían de fábricas suizas por lo que pedirá ayuda a aquellas que aún estén en marcha.
La idea es también buscar a algún español o descendiente que sepa la historia de este cargamento, dice Trejo, mientras Junco apunta que de lo que se trata es de "llegar a los individuos detrás de los objetos".
Junco insiste en señalar que no están seguros de que estos objetos hallados en la laguna sean parte del supuesto tesoro y explica que es una línea de investigación porque también hay otra hipótesis que señala a un grupo de ladrones que llegaban hasta la laguna para deshacerse de parte de su botín.
Las pesquisas podría durar años, pues, según Junco, "se tiene que hacer con la mayor seriedad posible.
"Es de estos grandes misterios que tal vez nadie nunca va a saber. Tal vez alguien dejó un testimonio. La meta es poder llegar a una persona que haya sido dueña de uno de esos relojes, tratar de reconstruir el viaje de esos objetos que llegaron a México y una parte de ellos desechados en la laguna de un volcán, es una historia que parece sacada de una novela policiaca", concluye Junco

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