Un equipo internacional de científicos, liderado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh, podría haber puesto punto y final a una controversia que dura ya más de 2.000 años: los supuestos sacrificios de niños como práctica habitual entre los antiguos cartagineses.
Desde las primeras referencias a estas supuestas prácticas que datan del siglo III a.C., numerosos autores han dado verosimilitud a dicha posibilidad. Ahora, un reciente estudio publicado en PLoS One parece descartar tales suposiciones. El trabajo, dirigido por Jeffrey H. Schwartz, profesor de antropología y presidente de la Academia Mundial de las Artes y las Ciencias, ha contado con la participación de otros expertos internacionales como Roberto Macchiarelli, del Museo Nacional de Historia Natural de París o Luca Bondioli, del Museo Nacional de Prehistoria y Etnografía en Roma. Juntos han examinado los restos de esqueletos conservados en 348 urnas descubiertas en tofets (lugares de enterramiento próximos a los cementerios cartagineses convencionales), y han llegado a la conclusión de que la mayoría de los niños fallecieron en su primer año de vida, y que el veinte por ciento corresponde a no natos.
"Nuestro estudio enfatiza que los científicos históricos deben considerar todas las evidencias cuando se pretende descifrar antiguos comportamientos sociales", señaló Schwartz. "La idea de sacrificios de niños de forma regular en Cartago no está basada en el análisis de restos incinerados, sino en casos de sacrificios humanos descritos por unos pocos cronistas antiguos, ambiguas inscripciónes cartaginesas y referencias en el Antiguo Testamento. Nuestros resultados muestran que algunos niños sí fueron sacrificados, pero contradicen la conclusión de que los cartaniseses fueron un pueblo brutal y despiadado que sacrificaban regularmente a sus propios niños", sentenció.
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