Arqueología subacuática
El reto de recuperar la historia sumergida en el fondo del mar. Descubra los yacimientos más importantes que se esconden bajo la Península Ibérica y cómo trabajan sus arqueólogos subacuáticos a 35 metros de profundidad.
El italiano Nino Lamboglia fue el pionero de la arqueología subacuática en las costas españolas. |
J. Hernández
El mar siempre ha fascinado al hombre por sus profundidades y secretos. La evidencia de un mundo distinto cuando se atraviesa el espejo del agua es una metáfora común entre submarinistas y buceadores. Pero muy lejos de la aventura y los tesoros, del argumento de una nueva película de Steven Spielberg para Indiana Jones, está la verdadera arqueología subacuática. Su pionero en las costas españolas fue el italiano Nino Lamboglia. A principios de la década de los 60 vino a trabajar en los restos de la ciudad romana de Ampuria en Cataluña. Muy pronto se dio cuenta de la importancia de los yacimientos subacuáticos. Incluso trajo su propio barco desde Italia para investigarlos más a fondo entre 1962 y 1965. Pero como en otros muchos proyectos fundadores, el ímpetu originario acabó pronto.
Los arqueólogos dejaron paso a los submarinistas recreativos” se lamenta Gustavo Vivar, del Centro del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña. Hasta la década de los 80 no hubo ningún arqueólogo profesional dedicado a este tipo de enclaves. Pero en las últimas dos décadas la disciplina ha recibido un gran impulso. Los investigadores, los hallazgos y las publicaciones se han multiplicado. Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía han inaugurado centros específicos para su estudio. Pero también las Comunidades Autónomas bañadas por el Mar Cantábrico han tomado conciencia de los restos escondidos en sus aguas. Y sólo las Islas Baleares y Gran Canarias han permanecido un tanto al margen.
“Nuestra labor se ha centrado en la Carta Arqueológica de Yacimientos Subacuáticos. Lo más importante para protegerlos es su conocimiento. Hemos dedicado seis años para este trabajo. Así evitamos, por ejemplo, que las obras civiles dañen nuestro patrimonio. En Cataluña hemos catalogado hasta ahora 810”, destaca Gustavo Vivar.
También Andalucía, País Vasco, Ceuta y Valencia tienen su propia Carta. “Son herramientas de gestión de las administraciones públicas para la protección, tutela y gestión de nuestro patrimonio. Sin estas cartas no se sabe lo que hay y, por lo tanto, no se puede investigar. Y, lo que es peor, proteger”, explica Javier Noriega, socio gerente de la empresa spin-off de la Universidad de Málaga Nerea Arqueológica Subacuática, que ha sido distinguida por la Unión Europea como ejemplo de emprendedores en 2009.
Los 56 yacimientos
En la misma línea habla Carmen García Rivera, directora del Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz, dependiente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y de la Consejería de Cultura: “Hemos avanzado en el conocimiento y en su protección. De acuerdo con las recomendaciones de la Unesco, Andalucía es la primera Comunidad Autónoma que aplica un régimen de protección jurídica a 56 yacimientos arqueológicos subacuáticos en las ocho provincias. Pero también Un 85% de los enclaves submarinos a escasa profundidad han sido expoliados
se extiende a las zonas de servidumbre arqueológica. Es decir, aquellas que presuponen de una manera fundamentada su posible existencia aunque no hayan sido recuperados restos materiales de los yacimientos”.
Los 56 yacimientos
En la misma línea habla Carmen García Rivera, directora del Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz, dependiente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y de la Consejería de Cultura: “Hemos avanzado en el conocimiento y en su protección. De acuerdo con las recomendaciones de la Unesco, Andalucía es la primera Comunidad Autónoma que aplica un régimen de protección jurídica a 56 yacimientos arqueológicos subacuáticos en las ocho provincias. Pero también Un 85% de los enclaves submarinos a escasa profundidad han sido expoliados
se extiende a las zonas de servidumbre arqueológica. Es decir, aquellas que presuponen de una manera fundamentada su posible existencia aunque no hayan sido recuperados restos materiales de los yacimientos”.
Una ciencia joven
Los progresos alcanzados durante estos años no ocultan los numerosos esfuerzos que todavía son necesarios en una ciencia tan joven. Se calcula que un 85% de los enclaves submarinos a escasa profundidad han sido expoliados. Carmen García considera que “necesitamos un relevo donde se fomente la formación de arqueólogos subacuáticos. No se trata de bucear muy bien o usar una manga de succión. Hay que enseñar a extraer toda la información gracias a un riguroso conocimiento en las técnicas de navegación, la arquitectura de los barcos… El yacimiento es como un elemento no renovable. Cuando estudio la primera capa, debo de ser capaz de extraer toda la información que contiene. Porque si quiero acceder a la siguiente, no me queda más remedio que tener que destruir la anterior”.
La triple helix
Un paso ineludible para Javier Noriega debería ser “la creación de empresas especializadas para descubrir los retos que el futuro nos marca a nivel tecnológico, científico, social... Y sobre todo, hacer bueno el modelo de la triple helix. Es decir, la cooperación en materia de I+D+i entre el triángulo Universidad-Administración Pública-Empresa”. Además, hay que tener en cuenta que un buzo sólo puede acceder a unos 35 metros de profundidad. El resto es un mundo por descubrir, que gracias a las nuevas tecnologías, comienza a ser revelado y difundido. “No se presta la suficiente atención a las aplicaciones que permiten para la divulgación científica técnicas como las reconstrucciones virtuales en tres dimensiones, la mejora en la calidad fotográfica submarina con los nuevos modelos de cámaras o los múltiples canales en el intercambio de información”, destaca Gustavo Vivar.
Para Carmen García la difusión “debe ir por dos caminos bien diferentes: para los que bucean y para los que no bucean. Hay que enseñarles desde una perspectiva marítima lo que significan estos estos yacimientos. Las explicaciones deben ir acorde con el comercio marítimo, las batallas navales y la importancia histórica que el mar ha tenido para nuestro desarrollo”.
Conservar los enclaves
El otro gran reto de la arqueología subacuática es conservar los enclaves siguiendo las directrices de la Convención de la Unesco que entró en vigor el pasado mes de febrero. Este organismo internacional insta a todos los países del mundo a preservar in situ los yacimientos subacuáticos en el medio en el que se encuentra.
En esta línea, ya se han puesto en marcha algunas iniciativas como, por ejemplo, abrir al público entre los años 2001 y 2004 el puerto romano de Ampuria, sumergido a dos metros de profundidad. Al mismo tiempo, también se han construido sarcófagos de hierro que cubren los restos para evitar los expolios. Toda idea es buena para que se cumpla el deseo de cualquier arqueólogo, que no es otro que el patrimonio no se vende, sino que se investiga, analiza, interpreta y fundamentalmente se respeta.
Sacar toda la información de los yacimientos es esencial, porque estos lugares son como elementos no renovables. Los submarinistas que trabajan en ellos deben extraer de la primera capa toda la información, ya que para acceder a la siguiente hay que destruir la anterior.
El lema que engloba a todos los arqueólogos subacuáticos y con el que todos están de acuerdo es que el patrimonio no se vende, sino que se ha de investigar, analizar, interpretar y, fundamentalmente, luchar por que sea respetado.
Barcos medievales del siglo XIV o embarcaciones fenicias en nuestro litoral
Les Sorres X (1992):
La construcción del Canal Olímpico de Piragüismo de Barcelona 92 en Castelldefels descubrió este barco medieval del siglo XIV, el único testimonio arqueológico conocido con los dos tipos de timones: uno axial y otro lateral. Se tardó tres meses en extraerlo y otros tres años más en restaurarlo.
Mazarrón 2 (1999-2001): Embarcación de época fenicia descubierta en Murcia por la alteración de la dinámica de las corrientes debido a las obras acometidas para la construcción de un puerto deportivo.
Bucentaure: Está identificado con casi total seguridad como el Buque Insignia de la Combinada Franco-Española. Se han localizado un total de 28 cañones y otros restos que indican su nacionalidad francesa.
Pecio de la Albufera:Barco romano del siglo I d.c. que se dedicaba al comercio entre la costa Bética y la Alicantina. Se han catalogado cerca de 60 piezas entre vasijas, ánforas o lingotes de bronce, cestería, redes y anzuelos.
Fuente: http://www.gaceta.es/
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