Un barco que transportaba colmillos de elefante desde África y que se hundió en las Azores. Pecios que naufragaron en el mismo archipiélago en su camino transoceánico hacia Sevilla. La mayor concentración de artillería hallada nunca en las costas gallegas. Y una valiosa nao flamenca del XVI que quedó sepultada en la Mariña lucense. La empresa coruñesa Argos busca en aguas españolas y portuguesas siglos de historia. Sus científicos exploran cada día un inmenso y desconocido museo arqueológico: el fondo del mar
ANA RODRÍGUEZ | A CORUÑA No se puede llegar a pie a uno de los mejores archivos históricos de la ciudad de A Coruña. Habría que armarse de un neopreno y una bombona de oxígeno, además de tener pericia en el arte de bucear. La historia marítima de Europa pasó frente las costas coruñesas. Vikingos y romanos, las flotas de Felipe II, las naves atacantes de Drake y centenares de submarinos que se escondieron en el litoral durante las dos guerras mundiales. Aguas convertidas en testigos de naufragios y póstumo domicilio de naves y navegantes. Aguas bien conocidas por los tres jóvenes coruñeses fundadores de la empresa de arqueología subacuática Argos, que han convertido su pasión en profesión y desarrollan su trabajo en las costas gallegas y portuguesas.
Entre sus trabajos destacados, la localización de un pecio cargado con colmillos de elefantes en la costa de las Azores; el hallazgo de una nao flamenca de medio siglo de antigüedad en la Mariña lucense; y el descubrimiento, en la ría de Vigo, de la mayor concentración de cañones -datados en el XVIII- de la que se tiene constancia en Galicia. En A Coruña, también riquísima en yacimientos submarinos por su condición de epicentro de navegación desde los romanos, creen que habría yacimientos suficientes como para iniciar un gran proyecto cultural para acercar a los coruñeses su valioso patrimonio sumergido. Esperan que la bahía de Funchal, en Madeira, sea su próximo destino internacional.
Ignacio Crespo, David Fernández y David Santos se convirtieron en un grupo especializado y en empresa casi una década después de conocerse. Desde sus estudios de Historia comenzaron a interesarse por la Arqueología. "Siempre fuimos apasionados de la Historia y la posibilidad que te da la arqueología de mirar a los ojos del pasado siempre fue un objetivo apasionante", comenta Ignacio Crespo, uno de los tres jóvenes socios coruñeses de Argos.
Después de trabajar como arqueólogos freelance durante años, decidieron que tenían "objetivos comunes y planteamientos similares en cuanto a la gestión del patrimonio". No olvidan, tampoco, que ese campo genera más del 7% del PIB gallego. "El mundo de la arqueología es bastante competitivo y en subacuática hasta hace apenas un decenio era un páramo desolado", describe Crespo. A partir de 2002, la arqueología subacuática centró buena parte de sus esfuerzos, como práctica fascinante, como actividad científica y como labor llena de posibilidades a nivel profesional. Es en 2007 cuando le dan forma a sus ideas y crean Argos.
El patrimonio es competencia exclusivamente autonómica y en zonas como Andalucía y Murcia existen centros de arqueología que permiten, de forma estable, la sistematización del trabajo, el control del espolio, la realización de proyectos de cierta envergadura, además de un intento de sensibilización social respecto al patrimonio depositado bajo las aguas.
Pero las augas mediterráneas son mucho más agradecidas a la hora de trabajar que las atlánticas, con condiciones meteorológicas a veces muy desfavorables. Es una de las razones por las que la arqueología subacuática es un campo mucho más trabajado en el Mediterráneo que en costas como las gallegas, en las que la Xunta de Galicia realizó un preinventario de un total de 475 pecios, repartidos por todo el litoral de la comunidad.
"La arqueología subacuática es una gran desconocida y la rama más joven del sector", afirma el historiador. Entiende que los ciudadanos tienen una "curiosidad inmensa" acerca de los yacimientos que se encuentran bajo el agua, por el "halo de misterio que envuelve a los naufragios, tesoros sumergidos, piratas y batallas navales". "Nuestra responsabilidad es, sin derrumbar el imaginario popular que hace atractiva nuestra actividad, acercar a la gente historias que permanecen congeladas en los fondos marinos y responsabilizar a todos de que es nuestro patrimonio y nuestra historia", defiende Argos.
1.700 naufragios desde el XVI
Hoy en día la arqueología subacuática está vinculada a las infraestructuras costeras para evitar, por ejemplo, dragados de puertos sin control. Si cada vez que se hace una obra en tierra, es obligatorio que un arqueólogo supervise los trabajos, todas aquellas obras de ampliación o construcción de instalaciones portuarias, plantas de acuicultura u otras actuaciones en el litoral, han de contar con la vigilancia de profesionales especializados y acreditados.
"En cuanto al camino recorrido hasta ahora se han dado pasos muy importantes desde 1995, año de publicación de la Ley de Patrimonio Gallego, pero nos queda un inmenso camino por recorrer", sostiene el arqueólogo. Para empezar, Galicia necesita, a su entender, una Carta Arqueológica general con todos los yacimientos y su localización, "algo que podría llevar años hacer y que no se podría lograr sin la participación activa de la sociedad desde federaciones, clubes de buceo, asociaciones culturales... a parte del trabajo técnico y científico de arqueólogos profesionales".
Según explica Crespo, se han catalogado más de 1.700 naufragios ocurridos desde el siglo XVI hasta hoy. "Esto nos situaría con una densidad de yacimientos realmente importante entre los puntos candentes de la arqueología subacuática europea", añade. Por esta riqueza también ven necesaria la creación de un Centro Gallego de Arqueología Subacuática, "que catapultaría a Galicia como una de las principales potencias europeas en la investigación del patrimonio sumergido y un vivero para investigadores y profesionales de primer nivel del sector".
El patrimonio coruñés
El mayor y más importante yacimiento arqueológico submarino en la fachada atlántica es la ensenada de San Simón. Costa da Morte también es secular depósito de naufragios. ¿Y A Coruña? La ciudad del faro más antiguo, ha sido uno de los epicentros de la navegación atlántica y trasatlántica desde los romanos. "Desde la época romana hemos vivido fuertemente vinculados al mar y a la navegación, lo que ha dado lugar a una gran concentración de restos arqueológicos en el entorno de O Parrote y la Pescadería", ilustra Ignacio Crespo.
Los fondos marinos coruñeses han sido "sistemáticamente alterados" por las actividades portuarias y el crecimiento de la ciudad, pero aún así Argos constata "restos significativos de presencia de materiales romanos en el lugar que ocupaban la playa de O Parrote", desaparecida en los 60, así como los restos de naufragios relacionados con la batalla de Elviña, hace dos centurias. "Sería interesante integrar en un proyecto cultural vinculado a las más relevantes instituciones culturales locales con el fin de acercar nuestro patrimonio sumergido", sugiere el arqueólogo.
"Cada hito en nuestra historia ha dejado algún tipo de huella en nuestros fondos", explica. La existencia de un puerto romano ha dejado informaciones de estructuras sumergidas frente a la Solana. La incursión normanda de 844 afirma la existencia de barcos vikingos hundidos bajo los muelles de San Diego y Oza.
El paso por la ciudad en 1588 de la Gran Armada de Felipe II deja el pecio de la Ragazzona, nao capitana de Juan de Recalde, así como los de los buques hispanos que defendían la plaza durante el ataque inglés de 1589. Prefieren no emplear la palabra "tesoro" para evitar un "mensaje erróneo". "Consideramos que el hecho mismo de una concentración como la que posee nuestra ciudad tiene un valor científico incalculable", concluye.
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