Fundado en 1939, en el gobierno de Lázaro Cárdenas, el INAH busca la protección y conservación del patrimonio cultural tangible e intangible de México, en los campos de la investigación en antropología, arqueología, historia, restauración, museología y paleontología, así como en la formación de profesionales.
En la actualidad, depende del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y realiza sus funciones a través de una secretaría técnica, responsable de supervisar sus labores sustantivas, apoyado en sus siete coordinaciones nacionales y 31 centros regionales en el país.
Este organismo es responsable de más de 110 mil monumentos históricos construidos de entre los siglos XVI y XIX y 29 mil zonas arqueológicas registradas en todo el país -aunque se calcula que debe haber 200 mil sitios con vestigios-; de éstas últimas, 180 están abiertas al público.
De igual manera, tiene a su cargo 116 museos en el país, divididos según su amplitud y calidad de sus colecciones, situación geográfica y número de sus visitantes. Hay museos nacionales, regionales, locales, de sitio, comunitarios y metropolitanos.
Sus exposiciones permanentes dan cuenta del devenir histórico de México y muchas de las piezas que resguardan también han formado parte de exposiciones nacionales e internacionales.
Realiza también una tarea fundamental en la investigación académica, para lo cual colaboran más de 800 académicos en las áreas de historia, antropología social, arqueología, linguística, etnohistoria, etnología, antropología física, arquitectura, conservación del patrimonio y restauración.
Esas labores se complementan con la formación de profesionales en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, con sede en la Ciudad de México, y la ENAH Chihuahua, así como la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete, en la capital de la República.
Por otra parte, el INAH integra un conjunto de acervos documentales, como en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, que reúne la mayor colección de publicaciones de carácter histórico y antropológico en México, por resguardar fondos documentales y códices de importancia histórica.
Al INAH-Conaculta se halla adscrito el Sistema Nacional de Fototecas, compuesto por 17 centros que se distribuyen en la República (la más importante de ellas en Pachuca, Hidalgo) y que en conjunto custodian una verdadera riqueza iconográfica; la Fonoteca está dedicada al registro y conservación de testimonios de tradición musical, y la Cinemateca.
Las actividades de difusión del patrimonio de México se realizan no sólo con un vasto programa de publicaciones periódicas, sino de la producción de fonogramas y videogramas.
Existe también un programa permanente de Paseos Virtuales para recorrer a distancia Zonas Arqueológicas, Museos y exposiciones.
Asimismo, los servicios educativos de los museos, la organización de paseos culturales y la reproducción de piezas arqueológicas o históricas con las que se busca evitar el saqueo.
Antecedentes históricos
La protección y conservación del patrimonio arqueológico e histórico de México data de la época prehispánica. Durante la colonia este esfuerzo implicó mayor importancia ya que a través de las leyes del Consejo de Indias, se estableció que las estructuras y objetos prehispánicos pertenecían a la Real Propiedad.
El antecedente más directo del INAH se remonta a 1825 cuando por acuerdo de Guadalupe Victoria, primer presidente del México Independiente, se funda el Museo Nacional Mexicano. Su propósito era reunir, conservar y difundir el conocimiento sobre las costumbres y tradiciones y sobre el progreso de la ciencia, las artes y la religión.
Años más tarde, en 1865, Maximiliano de Habsburgo dispuso que se instalara en el Palacio Nacional, el Museo Público de Historia Natural, Arqueología e Historia.
Como producto del apoyo otorgado al desarrollo de las ciencias, durante el porfirismo se privilegiaron los estudios antropológicos; se creó una comisión general de monumentos para custodiar y explorar los sitios y monumentos arqueológicos y se iniciaron los cimientos de la legislación que protegería los monumentos.
En 1896 fueron establecidos los requisitos a los particulares para obtener concesiones relativas a la exploración y en 1897, por primera vez en México, se reconoció que la nación era la propietaria de los inmuebles arqueológicos y que su custodia se encargaría al gobierno federal y a los estatales.
El Museo antes mencionado publicó el primer número de sus anales, se reorganizó, e incrementó sus colecciones, se efectuaron expediciones científicas, se participó en congresos nacionales e internacionales y en 1906, fundó sus cátedras de arqueología, etnografía e historia. Para 1909, como consecuencia de su crecimiento, el museo se dividió en dos ramas: el Museo de Historia Natural y el Museo Nacional de Arqueología y Etnografía.
Si bien la gesta revolucionaria interrumpió de alguna manera el desarrollo y divulgación de la ciencia, también debe mencionarse que en este periodo se impulsaron cambios significativos en la materia.
En 1913 se expidió un reglamento que incorporó al Museo Nacional de Arqueología y Etnografía, la inspección de monumentos arqueológicos y fundó la inspección de monumentos históricos; por su parte las clases de arqueología, etnografía e historia fueron trasladadas a la Escuela de Altos Estudios.
A la luz de la nueva Constitución de 1917, se creó en la Secretaría de Agricultura y Fomento, a propuesta del Dr. Manuel Gamio, la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos, que cambió su nombre en 1918 por el de Dirección de Antropología.
En 1921 se fundó la nueva Secretaría de Educación Pública, y cuatro años más tarde se le incorporó la Dirección de Antropología.
A principios de 1930 se expidió la primera ley posrevolucionaria de Protección al Patrimonio Cultural, y se determinó la fusión de la Dirección de Arqueología y la Inspección General de Monumentos para constituir el Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos de la Secretaría de Educación Pública.
En dicha ley se contempló también la integración de un Departamento de Museos que coordinaría a los de Arqueología, Historia y Etnografía y otros, dependientes de la Secretaría de Educación Pública, así como las galerías de escultura y pintura.
Sin embargo, este departamento nunca se constituyó y los museos estuvieron adscritos al Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos, mismo que se vio fortalecido con la promulgación de otra Ley de Monumentos, emitida el 27 de diciembre de 1933, y su reglamento emitido, el 6 de abril de 1934.
Esta nueva ley justificó el crecimiento de referido Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos incrementando su estructura al conformarse una Dirección de Monumentos Coloniales y de la República y otra de Prehispánicos.
Formación y desarrollo
En 1938, el Presidente Lázaro Cárdenas, presentó al Congreso de la Unión una iniciativa de ley a fin de transformar el Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos de la Secretaría de Educación Pública.
Buscaba crear un instituto que al tener personalidad jurídica propia contara con recursos superiores a los que el Gobierno Federal podría suministrarle, recibiendo aportaciones de autoridades estatales y municipales, y de particulares.
De esta manera el 3 de febrero de 1939, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El INAH se formó con los elementos que habían correspondido al Departamento de Monumentos Arqueológicos, Históricos y Artísticos, al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía y a los demás museos de la SEP. Su primer director fue el doctor Alfonso Caso.
En esta etapa se establecieron las bases de su estructura y funcionamiento, para reforzar sus cuadros profesionales.
En 1940 se integró a su organización a la Escuela Nacional de Antropología, la cual en 1946 agrega a su nombre el de Historia, al establecer la carrera de Historia de América.
Con la integración de la Escuela, el Instituto incrementó significativamente el logro de avances en el conocimiento de las culturas prehispánicas y en la protección y restauración del patrimonio cultural.
A lo largo de la década de los 50, la institución experimentó una serie de cambios significativos en su estructura administrativa y en su organización científica, y destacó en el ámbito de la investigación la creación de la Dirección de Prehistoria y el Departamento de Biología Humana, en 1952, este último se convierte en 1954, en la Dirección de Investigaciones Antropológicas.
Para coordinar y reestructurar los museos existentes, a través de una mayor colaboración de los gobiernos Estatales, ese mismo año, se formó la Dirección de Museos Regionales que puso en marcha un programa de reorganización de 17 museos.
En 1956 se crean el Departamento de Promoción y Difusión, que más tarde se transformaría en el de Publicaciones.
El instituto continuó su crecimiento, estableciendo algunos museos y modernizando otros, y ampliando los campos de la investigación y el conocimiento científico.
Sin embargo, la legislación de entonces tenía como uno de sus principales obstáculos la falta de precisión en la jurisdicción del instituto y en el alcance de la propiedad de la nación sobre los bienes arqueológicos.
Fue en 1966 que el INAH logró la modificación de la Fracción XXV del Art. 73 de la Constitución Política para establecer la facultad de la Federación de legislar sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
Dicha reforma dio frutos al expedirse en abril de 1972 una nueva Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y en 1975 su reglamento.
Los años 70 se distinguen por el crecimiento del INAH. La Dirección General propone delegar responsabilidades en las Direcciones de área: Monumentos Históricos, Museos, Centros Regionales, Administración e Investigación Científica.
Sin embargo, esta última no se constituyó al transformarse el proyecto para constituir en 1973, el Centro de Investigaciones Superiores de Etnología y Antropología Social, independiente del INAH.
Este mismo año el Departamento de Monumentos Coloniales y de la República, se incorporó a la Dirección de Monumentos Históricos, y seis años después desapareció del esquema.
En esta etapa, el INAH no podía quedar fuera de la política de desconcentración administrativa que impulsaba el gobierno en todos los ámbitos de la vida nacional, y se planteó así la creación de 16 centros en el interior del país.
Para 1976 estaban funcionando 11 centros, de los cuales actualmente hay uno en cada uno de los estados de la República.
Destaca el surgimiento de la Escuela Nacional de Conservación y Restauración que en 1976 logró obtener el reconocimiento oficial de la carrera de restaurador.
Ese mismo año se creó el puesto de secretario técnico; la Dirección de Museos se convierte en Oficina de Exposiciones y Museografía; se constituyen los departamentos de Recursos Humanos, de Impresiones y las oficinas de Asuntos Internacionales, la de Excursiones y la de Distribución y Ventas, como apoyo a la administración.
Desaparece la Dirección de Centros Regionales y los centros pasan a depender directamente de la Dirección General.
En la parte sustantiva, el Departamento de Investigaciones Históricas se transforma en la Dirección de Estudios Históricos y se crean los departamentos de Estudios Contemporáneos, de Etnohistoria, y de Etnomusicología y Literatura Oral. En la rama de arqueología se crearon los departamentos de Salvamento Arqueológico, y de Arqueología Subacuática.
En 1981 se fundó el Departamento de Reproducciones, para la Protección de Bienes Culturales, con la finalidad de tener la capacidad de reproducir y sustituir los originales en zonas arqueológicas o monumentos históricos, cuando el estado de conservación de éstos requirieran intervención.
En diciembre de 1982 se realizó un proceso de documentación y consulta, contando con la participación y propuestas de reorganización del personal académico, trabajadores técnicos manuales y administrativos, como resultado de éste se realizó el primer diagnóstico del Instituto y la propuesta de medidas de fondo, para actualizarlo y mejorarlo, sirvieron como base al proyecto de reformas a la Ley Orgánica.
El Instituto siguió su labor a pesar de que continuaban los problemas de organización y funcionamiento que requerían de un cambio total en sus formas de operación.
Entre 1984 y 1985 la Dirección del Instituto conjuntamente con sus trabajadores e investigadores, elaboraron un segundo diagnóstico de la institución que permitió redefinir los programas de trabajo y presentar las reformas a su Ley Orgánica, mismas que en diciembre de 1985 fueron aprobadas y publicadas el siguiente año.
La política cultural del país quedó asentada en el Plan Nacional de Desarrollo, persiguiendo como primer objetivo la protección y difusión del patrimonio arqueológico, histórico y artístico del país.
En 1989, la Dirección de Monumentos Históricos cambió su estructura funcional y se convirtió en la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, para la conservación, restauración, protección, catalogación, investigación y difusión del patrimonio histórico edificado de la nación.
Para llevarlas a cabo, cuenta con las siguientes áreas: la Dirección de Apoyo Técnico y la Dirección de Licencias, Inspecciones y Registro.
El gobierno de la República constituyó, mediante decreto del 7 de diciembre de 1988, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) , como órgano encargado de normar y coordinar esa actividad.
De esta manera dentro de las acciones y programas del Consejo, se insertan los proyectos programáticos a cargo del INAH. Los propósitos fundamentales del accionar institucional son fortalecer la identidad nacional y garantizar el acceso de un mayor número de mexicanos a los bienes y servicios culturales del país.
Hoy en día, las actividades del INAH tienen un alto impacto social pues se ha hecho copartícipe con los diferentes niveles de gobierno y con la sociedad en el proceso de toma de decisiones de los planes y programas de desarrollo, para el diseño y ejecución de estrategias de conservación y conocimiento del patrimonio y de la memoria nacional.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/notas/736606.html
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