ENTREVISTA
"En el fondo del mar hay unas 110.000 toneladas de oro de naufragios"Sabe que se le considera el cazatesoros más famoso de España, pero no le gusta la etiqueta. Ha dedicado su vida a buscar y hacer rescatar galeones hundidos. Para muchos es un viejo lobo de mar experto en cartas de navegación, diarios perdidos, batallas y naufragios. Para otros, a tenor de sus peripecias judiciales, un pirata arqueológico. “No soy un pirata”, advierte. “En todo caso, soy un corsario, porque siempre he trabajado dentro de la legalidad, con patente de corso”. Ningún juez ha demostrado todavía lo contrario. “Nunca he pretendido llenarme los bolsillos, sino llenar los museos”, se justifica. “Y eso no es delito”. La palabra cazatesoros viene del termino inglés tresure hunters. “¡Sí, soy un corsario!” dice Bonifacio. “Cuando eres la vox veritas de los naufragios tienes amigos, pero también muchos enemigos”. En los últimos 30 años, Bonifacio ha trabajado para algunas de las empresas de localización de pecios más importantes del mundo, incluida Odyssey Marine. Ha escrito artículos científicos y tratados de referencia. Ha impartido cursos para especialistas y colaborado con la UNESCO. Ha localizado buques míticos en Portugal y en El Caribe. Pero también se ha visto relacionado con la Operación Tartesis contra el expolio del patrimonio sumergido: “la causa se sobreseyó; aquel jaleo fue sólo una pompa de jabón”. Después en la Operación Bahía 2 “Ocurrirá lo mismo. Llevo cinco años esperando una resolución que ratifique lo que ya he gritado a los cuatro vientos: soy inocente”. Ahora, además de continuar con proyectos de sondeos y prospecciones en Latinoamérica (“todos concertados con los gobiernos de la zona, celebra la segunda edición de su libro: “Galeones con Tesoros: ¿Dónde están hundidos? ¿Qué llevaban?”. Y la primera en italiano; y las que vendrán en varios idiomas.
¿Cómo se define profesionalmente?
Un “naufrólogo”, o sea, experto en naufragios
Cuál es su motivación principal al buscar estos pecios? ¿Vive de ello o tiene otra ocupación?
Primeramente me mueve la gran pasión por el mar, pues nací en una ciudad de mar llamada Trieste, que fue el primer puerto franco del mundo y está vinculada a un record mundial, ya que el batiscafo Trieste de Jacques Piccard llegó a los 10.900 metros de profundidad en 1960 en la Fosa de las Marianas. Me encanta la historia marítima luso-española y me metí en esto poco a poco, desde 1977. Viví profesionalmente de ello, ahora me dedico a otros menesteres con proyectos en varios países de América Latina (minería y recuperación de minerales). Pero sigo trabajando para publicar más libros de naufragios.
¿Cuál es el proceso que sigue para hallar un buque hundido?
Como todo proceso, uno va acumulando datos a lo largo de muchos años de investigación. Ahora tengo un abultado fichero (más abultado de lo que piensan ciertos arqueólogos) y de las famosas 3.000 fichas que se llevaron en un registro efectuado en mi domicilio del cual tendrá que dar cuenta alguien en su momento. Después es cuestión de buscar datos de archivo hasta tener detalles suficientes para poder determinar: 1) información previa a la salida de puerto (carga, artillería, etc. 2) lugar y circunstancias del naufragio. 3) posibles operaciones de recuperación que se hayan efectuado posteriormente y testimonios de los náufragos.
¿Con qué medios cuenta?
Cuando me dedicaba plenamente a los naufragios principalmente lo hice para preparar propuestas de proyectos a las autoridades competentes da cada país y de acuerdo a su legislación. Para esto había inversores. Durante muchos años fui apoderado para España de la italiana Cooperativa Aquarius, empresa homologada por el Ministerio de Cultura de Italia y que entonces (1980-2003) tenía un abultadísimo curriculum en el campo de la arqueo-sub, cuya directora fue la doctora Alice Freschi, ojito derecho del profesor Nino Lamboglia. De hecho, en 1992 conseguimos un permiso de la Conserjería de Cultura de Canarias. Entonces contábamos con medios científicos, económicos y técnicos.
¿Cuál ha sido su hallazgo más relevante; y cuál el que más dificultades le ha supuesto?
Trabajé para la empresa estatal cubana CARISUB, que como es sabido fue fundada por Fidel Castro, forofo del buceo en sus años mozos. Al parecer con los datos enviados encontraron un galeón con unos 60 millones de euros. Pero no fue mi hallazgo. Desde 1995 hasta 2002 intenté conseguir un permiso (como siempre) de las autoridades culturales de Honduras, pues de hecho tuve entrevistas con dos ministros de cultura y otras autoridades, para recuperar los restos y carga de un galeón. Pero fallaron los inversores y el galeón sigue a unos 9-10 metros de profundidad. En 2003 un arqueólogo italiano aparentemente encontró los restos y declaró oficialmente el hallazgo.
¿Hasta qué punto hay corruptelas en la recuperación de estos tesoros?
Hasta el colmo de los colmos. Hay grandes intereses, pues no olvidemos que en el fondo del mar hay unas 110.000 toneladas de oro de naufragios. Extrañamente en esta ocasión este oro no le interesa a nadie (aparentemente y por ahora), pero el tiempo lo dirá. ¿Corruptelas? ¿Como se explica que el Ministerio de Asuntos Exteriores autorizara a Odyssey y que tres días después el Ministerio de Cultura “negara” tal autorización? Pero siguieron actuando sin que nadie les molestara.
Su libro Galeones con Tesoros; ¿no dará pistas a otros buscadores con menos escrúpulos?
Cesaréo Fernández Duro escribió el libro Naufragios de la Armada Española, y en cada uno de los nueve volúmenes de su otra obra Armada Española hay un apartado dedicado a naufragios. Denise Lakey publicó el catalogo Shipwrecks in the Gulf of Cadiz dentro de un proyecto con el Institute of Nautical Archaeology (INA). ¿Alguien a protestado? Desde 1997 publiqué en mi antigua página web información seria sobre naufragios. Mi página recibió los elogios de muchos y aún hoy en día sigue circulando en listas de ministerios, universidades y centros docentes. En mi libro digo que es mi deseo que su publicación sea la primera piedra para futuros proyectos de arqueo-sub o de recuperaciones (obviamente, legales) y que tantos tesoros se usen para fines sociales. Galeones con tesoros está catalogado dentro del epígrafe de “patrimonio histórico” del Ministerio de Cultura.
¿Qué cree que sucederá finalmente con el oro que Odyssey se llevó a Florida?
Aparentemente será devuelto a España, pero hay mucho de que hablar sobre este asunto, ya que han ocurrido cosas muy raras.
Usted afirma que quizás no sea de la Mercedes ¿Están mareando a todo el mundo para sacar provecho?
Matizemos. La confusión la propició Odyssey desde principio. Primero era un pecio en aguas al oeste de Land's End (Reino Unido), luego, cuando el periodista Santiago Mata “pesca” el famoso avión cargando en Gibraltar todo ocurrió a 100 millas al oeste de Gibraltar que luego fueron 180. La Mercedes se hundió a pocas millas al sur del Cabo de Santa María, aguas territoriales y soberanas de Portugal, así dan fe todos los documentos con declaraciones de los oficiales españoles que participaron en el combate de aquel 5 de octubre de 1804, destacando entre estos Diego de Alvear, del cual poseo copia del diario de navegación y que afirma tajantemente que tenían toda la costa de dicho cabo a la vista, y a 22-34 millas esto es imposible. Otra cosa que se nos quiera hacer imbeciles. De no ser así, ¿porque desconectó Odyssey el sistema satelital AIS del barco? Desafío a cualquier entendido en materia de navegación que me demuestre que la Mercedes no está en aguas territoriales portuguesas.
¿Qué opina de las nuevas medidas de protección en España sobre su patrimonio sumergido?
¡Que como siempre se cierra el establo cuando la vaca ya se escapó! El 1986 presenté un proyecto con Aquarius a las autoridades culturales de Andalucía para levantar una carta arqueológica submarina de la costa Andaluza desde Ayamonte hasta Gibraltar hasta la batimétrica de los 50 metros. Gratis. No aceptaron. En aquel entonces Aquarius tenía unas 170 campañas de arqueo-sub en su activo, todas por cuenta del Ministerio de Cultura de Italia y otros organismos gubernamentales. Además estaba autorizada impartir clases de arqueo-sub.
¿La tecnología moderna es un aliado tanto para buscadores como para la protección del patrimonio? Recuperar la carga de un barco hundido hace 300 o 400 años no es tarea de un día y aún los piratas no lo pueden hacer en dos, salvo que se haga como ocurrió en Italia con el Polluce, donde usaron indebidamente una especie de pinza que destrozó todo y recuperó parte de la carga de valor. Esto que los piratas expolian y vacían la carga de un galeón es un cuento alarmista para provocar una acción-reacción. Mel Fisher comenzó a recuperar la carga del Atocha en 1985 y aún siguen recuperando después de 25 años.
¿Tienen futuro los viejos lobos de mar frente a estas nuevas corporaciones tecnologizadas?
No, no tienen futuro. Todo está perfectamente orquestado. Nada de recuperar tesoros, las miles de toneladas de oro y montañas de plata no se tocan. Es arqueología, y esta no admite el fin de lucro. Todo en pro de la ciencia. Pero hay un pequeño problema: la UNESCO recomienda (y esto no es una bagatela) que se tenga el dinero para comenzar y terminar los proyectos. El problema es que las autoridades culturales tienen las cajas vacías. ¿Como se soluciona? Muy simple. No haciendo absolutamente nada. Así el oro y la plata siguen donde interesa, y que el resto se pudra, porque como están los mares esto va a ocurrir. La pregunta es simple: ¿Por qué no se saca, sobre la base de prestaciones de servicio a empresas como lo fue Aquarius o como NEREA de Malaga todo este oro y plata para fines culturales y sociales? En 2007 España vendió 240 toneladas de oro de sus reservas. España tiene centenas de toneladas en el fondo del mar, y eso que esta es una estimación muy prudente.
¿Acabarán las autoridades reconociendo su trabajo y contratándolo, o le prohibirán ejercer?
Ya lo han hecho, pero terminé imputado. En los documentos de las diligencias previas de la “Operación Bahía 2” queda claro que estaba colaborando con las autoridades y que se estaba negociando con Cultura y la Armada portuguesa recuperar la Mercedes. ¡Curioso! ¿Ustedes creen en la casualidad? ¡Yo no!
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