lunes, 14 de diciembre de 2009

Marcación de nuevos Pecios por el Cabildo de Gran Canaria.

¿Como decides bucear en una zona u otra de buceo? Yo normalmente los elijo por la cercanía para mis inmersiones regulares, que suelen ser en la Herradura, Almuñecar. Y ¿como conocí la zona? Pués gracias a mi primer curso de buceo, ya que en Málaga es complicado encontrar una buena zona de buceo y hay que desplazarse a Almuñecar, Granada, para las inmersiones en mar. ¿He conocido algún punto de buceo cercano porque lo promocione mi localidad? NO, en mayusculas y en negrita.

¿Y a que viene todo esta parrafada? Pués para recalcar la iniciativa loable del Cabildo de Gran Canaria, que ha iniciado labores de rastreos submarino para localizar pecios hundidos y promocionar la isla como destino de buceo. En concreto el rastreo se ha iniciado en la Bahía de Gando, lugar en el que por causas naturales o artificiales existen diversos pecios, de diferentes tipos y epocas, desde galeones del S. XVI, submarinos de la II Guerra mundial pasando por barcos de este siglo.

Desarrollo autosostenible lo llaman, además con el tema de los pecios, la inversión es mínima, el tener y facilitar las coordenadas de los pecios no creo que genere muchos gastos al Cabildo Canario, en cambio si generará y promocionará la isla como destino de buceo convirtiendolos en generador de demanda de otros recursos como Restaurantes, Hoteles y cualquier otro sercicio que un turista pueda necesitar. No todo es estar bajo el agua, el resto del tiempo lo dedicas a ocio y gastar dinero en el sector servicios. Cosa que el Cabildo Canario sabe y aprovecha pero que el resto de comunidades autonomas todavia no le ha dado la importancia necesaria. No es necesario tener pecios, aunque si buen clima y buenos fondos para promocionar una zona por el buceo, y haberlas haylas pero politicos que aprecien el buceo como una actividad generadora de recurso pocos.

Todo buceador que lea esta noticia, supongo, se le estará haciendo la boca agua con la marcación de los pecios y pensando en una escapada a bucear con barquitos hundidos en Gran Canaria que personalmente haría encantado si la inicitiva de marcación es exitosa.

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Fuente: Canarias7

Navegando bajo el mar

Jose Barrera
Las Palmas de Gran Canaria

El Cabildo de Gran Canaria ha iniciado el rastreo de la Bahía de Gando con el fin de hacer localizaciones que permitan, según fuentes insulares, convertir los barcos hundidos en lugares de promoción para el buceo turístico en la Isla.

Gran Canaria, por la abundancia de tráfico marítimo que ha soportado desde la apertura del Puerto de La Luz, ha logrado ser un auténtico cementerio submarino de barcos, naufragios causados por razones que van desde los hundimientos voluntarios a bajas matagigantes, como es el caso de la Baja de Gando, donde cayeron varios trasatlánticos del pasado siglo.

El Cabildo grancanario ha tomado el camino de Gando para reconocer los pecios de más difícil acceso entre los que cabe destacar al vapor francés Ville de Pará, el Alfonso XII, con su leyenda sobre las diez cajas de oro que transportaba de las que sólo se salvaron nueve o, ya en el siglo XX, el hundimiento del Monte Isabela a más de sesenta metros de profundidad casi inaccesible para la mayoría de los buceadores.

Sin embargo, algunos de los pecios más sencillos para el turismo subacuático se encuentran, precisamente, lejos de las corrientes de la Bahía de Gando, donde también pueden verse los restos de un avión (en la imagen inferior), concretamente en las inmediaciones de La Isleta.

Mientras las visitas al Alfonso XII - a unos 50 metros de profundidad- se limitan, como máximo, a unos 20 minutos que se complican con larguísimas y peligrosas descompresiones, en el entorno del dique Reina Sofía se esconden barcos de hasta 110 metros de eslora, como es el caso del Kalais, a unos 27 metros de profundidad.

El Archipiélago no se ha sustraído a contar con pecios que son verdaderas reliquias, desde galeones del siglo XVI, guardados con absoluto secreto por los buceadores que han tenido la suerte de encontrarlos y visitarlos, hasta submarinos de la Segunda Guerra Mundial, pasando por simples pesqueros, cargueros o pequeños barcos que tuvieron la mala suerte de morir en estas aguas pero que, ante la inexistencia de un nombre que los identifique, se forjan su propia leyenda.

SORPRESAS. El rastro de un pecio, maderas, palos rotos, anclas de cientos de kilos enterradas en la arena u objetos personales del pasaje en cada momento, hacen que cada una de estas inversiones sean una sorpresa y un misterio.

La abundancia de especies animales y vegetales que viven al amparo de los restos de un barco constituyen, además, un lugar atractivo para la inmersión deportiva.

El Cabildo de Gran Canaria ha iniciado el rastreo de la Bahía de Gando con el fin de hacer localizaciones que permitan, según fuentes insulares, convertir los barcos hundidos en lugares de promoción para el buceo turístico en la Isla.

Kalays. Carguero con sacos de cemento de 110 m eslora y 14,5 m manga. Profundidad entre 20 y 34 metros. Ubicado a 15 minutos en barco, detrás del dique Reina Sofía, en la capital.

Arona. Barco de 110 m de eslora, sumergido a una profundidad entre 24 y 36 metros sobre su costado. Situado a 15 minutos en barco, frente a la potabilizadora.

Pequeño Kalays. Su nombre es Deborah, pero se le conoce como pequeño Kalays por estar como aquel en posición totalmente vertical. Este pesquero japonés, de 40 metros, se hundió en 1975 debido a una vía de agua producida por una explosión en su sala de máquinas.

Los kinder. Pesquero español, de nombre oficial Alia, de 38 metros de eslora y unos 6 de manga que se encontraba anclado fuera del Muelle Reina Sofía cuando un golpe de mar lo hundió. Desde 1980 descansa en el fondo a unos 23 metros de profundidad formando un triángulo junto con otros dos pecios. Se visitan los tres en un solo buceo que se realiza entre 16 y 23 metros de profundidad.

Frigorífico. Buque factoría ruso, cuyo nombre real es Korsakov. Se hundió en 1977. Tiene unos 70 metros de eslora, pero no es tan frecuentado como los demás. Destaca la zona de las bodegas del pescado, antiguos congeladores en los que el buque almacenaba sus capturas.

Plasencia. Una de las mejores inmersiones de la Isla, no tanto por el pecio en sí, un buque de madera de 60 metros de eslora sobre un fondo de arena a unos 30 metros, sino por la variedad y cantidad de vida que encontraremos en el. Su ubicación es secreta.

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