Cultura supervisa una veintena de zonas arqueológicas en el litoral malagueño y declara seis BIC para preservar el patrimonio subacuático - Yacimientos y pecios se incorporan al catálogo autonómico de bienes protegidos

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El litoral malagueño ha sido surcado durante siglos por las distintas civilizaciones que se han asentado en este territorio. Los fenicios, procedentes de la costa libanesa, fueron los primeros grandes navegantes del Mediterráneo. Llegaron hasta Málaga, Cádiz y Huelva, entre otros enclaves andaluces, para fundar ciudades. Después cartagineses y romanos mantuvieron una fluida relación marítima entre la metrópoli y sus colonias. Batallas y tempestades enviaron al fondo del mar a muchas de aquellas naves. Acontecimientos incluso más recientes, como la guerra civil, han incrementado el material que se acumula en el fondo del Mediterráneo. Restos que han despertado el interés de los científicos y la codicia de los expoliadores.

Las autoridades tenían una cuenta pendiente con este patrimonio sumergido. Y 2009 ha sido su año. Después de muchos estudios, informes y proyectos, por fin se ha hecho realidad la esperada protección de los restos arqueológicos que se encuentran bajo el agua. En total, la Consejería de Cultura ha declarado 42 espacios definidos en las aguas continentales e interiores de Andalucía, mar territorial y plataforma continental ribereña de Andalucía como Zonas de Servidumbre Arqueológica.

Esta figura de protección se utiliza para ámbitos en los que se presume fundadamente la existencia de restos arqueológicos y se considera necesario adoptar medidas precautorias. Esto significa que los espacios aquí declarados no han sido todavía objeto de estudios arqueológicos detallados que permitan valorar con exactitud los restos arqueológicos y su estado de conservación.

En el litoral malagueño han sido 19 las zonas incluidas en esta figura de protección. Esto significa que cualquier intervención que se desarrolle en ellos tendrá que tener en cuenta la más que probable existencia de patrimonio arqueológico y tomar medidas al respecto. Será obligatoria la comunicación previa antes de realizar estas actividades a la Delegación de Cultura, que valorará cuáles son las medidas que se deben tomar para no dañar ese patrimonio.

Ríos y ensenada de Málaga

Dentro de estas zonas de servidumbre, las más destacadas corresponden a las desembocaduras de los principales ríos de la provincia, así como la ensenada de Málaga. En la desembocadura del Guadalhorce se ha localizado material cerámico de época fenicia y romana. Los restos fenicios se relacionan con la primera de las colonias que establecieron en la costa, Cerro del Villar, que se encontraba en una antigua isla situada en el centro del estuario, hoy ya desaparecida.

En la ensenada de Málaga son numerosas las noticias sobre naufragios, relacionados tanto con la actividad propia del puerto como por los episodios navales acontecidos a lo largo de la Historia.

En el río Vélez se ubicó un embarcadero fenicio. De esta época se tienen noticias de la existencia de un pecio, cuyos restos se encuentran a una profundidad de 31 metros. También en el río Algarrobo hay evidencias de un fondeadero y de la existencia de un tráfico intenso desde la antigüedad, por lo que es presumible la existencia de navío hundidos.

De época romana es la villa de Torrox, donde se conservan factorías de salazones, necrópolis y hornos. En esta zona se recuperaron materiales constructivos romanos y se extrajeron piezas de artillería.

En la costa occidental, en la desembocadura del Guadalmina aparecieron fragmentos de ánforas. Otras zonas de servidumbre arqueológica son el Fondeadero del Cristo, con un posible pecio de época medieval; El Padrón, donde se han localizado bloques de mármol tallados; Los Cañones, con restos de artillería; Puerto Banús, también con ocho cañones; Laja Bermeja, con cepos, ánforas y un pecio de época romana; Punta Chullera; la Rada de Estepona -donde encalló y se hundió el navío francés 'Marie Magdaleine' cuando era acosado por buques ingleses- y la desembocadura del río Guadalmina, entre otros.

Sanción económica y penal

Además, en el litoral malagueño se han declarado un total de seis BIC. Se diferencian de los anteriores en

que han sido localizados de forma fehaciente. Se trata pues de un patrimonio cultural que, por su ubicación y características, sufre grandes problemas de expolio difíciles de controlar por el medio en que se hallan. Con esta protección cualquier expolio o atentado contra estos restos arqueológicos será objeto de fuertes sanciones económicas, sin descartar la vía penal.

Como BIC están catalogados dos yacimientos y cuatro pecios. El yacimiento subacuático Caños del Saladillo está compuesto por distintas agrupaciones de cañones y bolas de munición. Y en el Faro de Calaburras se han documentado los pecios de las Columnas y de los Holandeses, así como varios cañones.

Entre los pecios, se encuentran el 'Isabella' (conocido como pecio de los Santos), una nave inglesa cargada de esculturas y columnas de mármol que encalló cerca de Torrequebrada en 1855; el pecio de la corbeta de crucero alemana 'Gneisenau', un barco escuela alemán que se hundió cerca del puerto de Málaga en 1900; el pecio de la Mezquita, un mercante de época púnica que transportaba una carga de ánforas y el pecio de los Mármoles, un yacimiento compuesto de unos 43 bloques de mármol de diversas formas.